sábado, 3 de outubro de 2009

Como ensuciar un palmetazo perfecto

De entrada sea inocente en sus actos, no busque ocultarse atrás de él chochos de rueda, impuramiente inabarcable. Mi dios del cielo, nunca sea tan serio así su niño maroto e imbécil, piense un poco más adelante, con más ansejo, su boicoteado artista imbecializad y juguetear como un brasileño grabado en lápis de mármore nueva, poco usadas y sucias de bosta de pájaro y el cípo ya comenzó a comer a sí miesmo por la cauda, vea bien chico.